ERRANCIAS DE LOS CUERPOS: DESENCUENTROS DE LA CRIATURA DE FRANKENSTEIN Y MELMOTH EL ERRABUNDO.

En el principio fueron los monstruos, y los monstruos fieles a la palabra que le otorga la vida a sus formas sin forma, eran presagio, anuncio de la desgracia o la bendición por venir, y los monstruos eran enigma, un acertijo (como en las antiguas tradiciones acerca de la esfinge) oculto tras fauces, alas, torsos antropomorfos y demás estructuras incomprensibles. Pero luego, la furia de los monstruos fue contenida, la naturaleza extraña que les confería acta de naturalización, se replegó negándoles el espacio, los monstruos se guardaron en iconografía; en el arte, en la superstición, en el temor que, lento, noche a noche se desvanece. Ante la llegada de la modernidad los monstruos reclaman su nueva geografía. Las luces anunciadas por los pensadores del siglo XVIII son fuente fecunda para nuevas formas de lo desconocido. El espíritu de los góticos nace de un afán de mostrar que en toda zona de luz, por más que sea la de la razón, hay una zona de oscuridad. La exaltación de lo sobrenatural es una necesidad latente. Afirma Thomas Carlyle: Que lo sobrenatural no difiere de lo natural, es una gran verdad… Los filósofos se equivocaron grandemente cuando, en vez de elevar lo natural a lo sobrenatural, se esforzaron por rebajar lo sobrenatural a lo natural.Así entre un crisol de posibilidades que se presentaron en la imaginerías de los autores góticos, los monstruos alzaron su incomprensible voz de manera contundente.

Artículo publicado por Revista Reflexiones Marginales. Se puede consultar en el enlace:

https://reflexionesmarginales.com/blog/2014/09/30/errancias-de-los-cuerpos-desencuentros-de-la-criatura-de-frankenstein-y-melmoth-el-errabundo/

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